domingo, 2 de enero de 2011

Inside Deep Throat (Dentro de garganta profunda) (2005)

El día que HBO haga un documental que no sea por lo menos interesante, ya sea por su contenido o por su buena factura, me replantearé seguir en esta querida industria audiovisual. En este caso, Inside Deep Throat reúne ambos elementos. La industria del porno siempre ha sido de gran interés para el que aquí escribe por aquello de ser un género casi clandestino que mucha gente consume pero del que no se habla.



Este documental, dirigido por Fenton Bailey y Randy Barbato habla un poco de la génesis de la película porno más conocida y se explaya más en las consecuencias que dicha producción tuvo en sus creadores y en la sociedad americana (aunque se puede extender a la sociedad occidental en su conjunto). Deep Throat, que dio origen al sobrenombre con el que se conoció al informante del caso Watergate, tuvo precisamente en Nixon y en los Republicanos fundamentalistas a su mayor enemigo. Es curioso que lo único que salvó a Harry Reems, su actor principal, de ir a la cárcel fue justamente el caso Watergate y la llegada de los Demócratas al poder. 

El documental, realizado con un montaje rítmico y entretenido, es también ético, ya que entrevista a ambos lados del conflicto. A los creadores, y a aquellos que los perseguían, y lo hace sin caricaturizar a ninguno de los dos lados. Esto, que parece una obviedad, se ha perdido no ya solo en los documentales de hoy en día, sino en los reportajes, supuestamente periodísticos, que pueblan la pestilente programación de no ficción de hoy en día (decir que la televisión en general es basura cuando se producen joyas como Boardwalk Empire es decir una mentira). 

Una de las conclusiones a las que llega el documental es que, con la llegada del VHS y con el panorama legal que dificultaba la distribución en salas, se disparó la producción de contenido pornográfico. La lástima para los directores de cine porno de los setenta, es que la calidad narrativa y técnica de dichos productos empobreció. Lo que muy poca gente sabe reconocer es que dicho empobrecimiento no lo ha sufrido solo el porno, sino que también lo ha sufrido la televisión generalista y si me apuran, podemos decir que hasta el cine. Este paso del porno narrativo y si me apuran, artístico, al porno de estética amateur es el mismo que la televisión ha sufrido al convertirse en telebasura. Es lo que el comunicólogo Gerard Imbert ha dado en llamar el paso de la televisión espectacular a la televisión especular. El consumidor de porno medio ya no quiere ver a seres con aspecto de dios copular, sino que quiere ver una relación sexual mucho menos glamurosa. A todo esto tenemos que sumar la disminución de la atención que cada espectador está dispuesto a darle a un video porno. Garganta profunda tenía una duración superior a una hora y... la gente no suele consumir porno durante tanto tiempo.

Aún así, me parece importante destacar que se siguen creando piezas pornográficas con aspiraciones narrativas y artísticas, como por ejemplo Pirates, dirigido por Joone. Desde mi punto de vista, lo que falla del llamado reality porn, es lo mismo que falla de la supuesta reality tv (telebasura, para entendernos): es deshonesto. Pretende vendernos como realidad algo que es totalmente falso. En cambio, creo que si el porno llega alguna vez a captar la realidad desde el lenguaje de la no ficción, se podrán conseguir productos valiosos y que consigan su función principal, que no es otra que estimular. Una de las aproximaciones más honestas que he visto es la serie checa Swingersakce, que graba a unos swingers en sus fiestas. Los protagonistas de la fiestas son personas de todas las edades y aspectos. Se ven gatillazos, discusiones de parejas, celos, rechazos, personas vergonzosas que se tapan la cara o se ponen una máscara, etc. La lástima es que no hablo checo y no sé descifrar si de verdad estamos viendo a swingers reales o estamos viendo a actores.