sábado, 26 de diciembre de 2009

Avatar

Ante todo, feliz navidad a todos los lectores. Espero que esta época de regalos os haya servido para aumentar vuestras filmotecas, bibliotecas, etc. Por mi parte, y aunque no sea de interés de nadie, puedo decir que mis estanterías pesan un poco más gracias al DVD del documental Inside Deep Throat y a los libros Dalí de la editorial Taschen y 100 años de cine: momentos clave. En este último libro aparece la película Killer of Sheep de mi gran amigo Charles Burnett, como una de las más importantes de la década de los setenta. Es curioso, hace exactamente un año nos encontrábamos los dos cenando en casa de la artista Lili Bernard. Aprovecho esta entrada para hacer una somera crítica del fenómeno tecnológico y mercadotécnico del año 2009: Avatar.

Avatar

La gran esperada superproducción de James Cameron no deja indiferente a nadie. Es imposible. Bueno, puntualicemos. El visionado en 3d de este largometraje no puede dejar indiferente a nadie (otra cosa será verlo en un formato de proyección convencional). La experiencia es impresionante. Es un espectáculo visual como nunca antes se ha visto. Un espectáculo que se ha creado con un objetivo que va a conseguir: dotar de un valor añadido a la experiencia de ir al cine.

Todo lo dicho anteriormente no significa que Avatar sea una obra maestra o que, como obra cinematográfica, vaya a pasar a la historia (va a pasar a la historia como avance tecnológico, como El cantor de jazz). Hay que considerar a este producto en su justa medida. Es un medio, no un fin. No se ha creado toda una tecnología para poder contar una historia que hasta la fecha no se podía contar, sino que se ha utilizado una historia (mediocre) para probar que una tecnología es válida.

El diseño de producción es espectacular. La fantasía lisérgica de Cameron aprovecha los recursos tecnológicos frutos de un exhaustivo I+D+i para dejarnos alucinados. Los paisajes y las criaturas diseñadas son de tal belleza que uno incluso desearía que la película se proyectara a 12 fotogramas por segundo (ya sé que es una expresión que en una proyección digital pierde todo su sentido…) para poder apreciarlos bien. La lástima es que el guión no da para sustentar casi 3 horas de metraje, así que imaginaros si la duración fuera el doble.

La simplicidad del guión es ofensiva. En la película más cara de la historia no se han molestado en supervisar y corregir el guión. El mensaje de “salvemos todos a Gaia” está relatada de manera demasiada infantil y obvia, sobre todo teniendo en cuenta que no hay nada más antiecológico que gastarse 300 millones de dólares en una película. Salvo el protagonista, que hace un típico viaje del héroe (sin saber muy bien sus motivaciones), todos los personajes se mantienen impasibles ante los devenires que se relatan. Todo esto podría ser entendible con un metraje de 90 minutos, pero no con una película que dura más de 160 minutos.

A pesar de todo esto, la película es muy recomendable, es más, diría que su visionado es obligado, porque, ¿a quién no le hubiera gustado asistir a un visionado de El cantor de jazz allá en 1927?

sábado, 19 de diciembre de 2009

Secret Sunshine (Milyang)

El celuloide debe estar realmente barato en Corea, ya que Lee Changdong desperdicia una gran cantidad en su película Secret Sunshine. Esta dolorosa (literalmente) película utiliza 142 minutos para contar cómo una viuda pierde a su hijo, encuentra a Dios y luego pierde la fe. El director podría haber contado esta historia en 90 minutos sin ningún problema, y el público hubiera disfrutado más. En mi caso, yo ya estaba tan aburrido en el minuto 30 que no podía imaginar que las cosas podrían empeorar.

Pero lo hicieron. El personaje principal, después de saber que asesinen a su hijo, se une a una de esas congregaciones protestantes cuasi-sectarias que están más preocupadas en convertir a los demás y seguir reglas estúpidas que en ser buenos seres humano. A partir de este momento, lo único en lo que podía pensar era en meterme en la película con un bate de béisbol y empezar a destrozar las cabezas de cada personaje. ¿Por qué el director profundiza tanto en lo absurdo de estos cristianos? ¿Por qué tenemos que escuchar todos los himnos religiosos que hay?

La película tiene un buen momento, pero no es tan catártico como podría haber sido (sobre todo porque sucede en el segundo acto). Shinae va a la cárcel porque quiere perdonar al asesino de su hijo y descubre que él es de hecho más feliz que ella y que su Dios ya le ha perdonado. Esto es como una bomba para Shinae, que la mata por dentro, pero aún así, no es suficiente para el espectador porque para entonces, ya está deseando que alguien salga de la nada, la secuestre y la torture hasta que muera. Así de odiosos son los personajes de Lee Changdong.

Después de esto, Shinae mira al mundo desde otra perspectiva equivocada. Su enemigo (y el de la humanidad, también) es el cristianismo, pero por lo contrario, ella piensa que su enemigo es Dios, una entidad que no existe. Con el fin de herir a Dios, hace las cosas más irracionales, como seducir y tener relaciones sexuales con uno de los líderes de su antigua comunidad cristiana. Ella no hace esto para probar al resto de la comunidad que el "buen cristiano" es en realidad tan lujurioso como la persona más pecaminosa del mundo. Ella hace esto para que Dios pueda ver que él no está siguiendo sus principios. Esta escena es muy decepcionante, porque Shinae estaba empezando a hacerse agradable en su guerra contra el cristianismo. Sin embargo, después de esta secuencia, el público la odia aún más.

Shinae nunca ha sido buena con Jongchan, un soltero de 39 años que es muy buena persona (el único personaje simpático en toda la película a pesar de su ingenuidad). Eso no nos debe sorprender, ya que Shinae ha demostrado ser la clase de chica a la que le gusta auto flagelarse. Por lo tanto, Shinae prefiere tener sexo con un hombre casado para demostrar su verdadera naturaleza inmoral, en lugar de darle una oportunidad al bueno de Jongchan. Enfermizo como este comportamiento puede parecer, es cómo muchas mujeres actúan, por desgracia. Mientras todo esto sucede, Jongchan la espera en un restaurante y cuando finalmente se encuentran, Shinae dice "¿quieres tener sexo conmigo también?" Así que ahora Jongchan sabe que es el segundo plato y se enfada. Sin embargo, ¡qué maravillosa capacidad tienen las mujeres para darle la vuelta a la tortilla! Cuando Shinae deja la casa de Jongchan, ella está legítimamente enojada con él y él se siente como el malo de la película. Después de esta escena, Shinae decide cortarse las venas y nosotros, como espectadores, nos aliviamos. Por desgracia, Shinae no muere, y la película dura otros inútiles 15 minutos.


jueves, 10 de diciembre de 2009

Exorcismo en Connecticut


Nos encontramos ante una cinta de terror basada en hechos reales, un poco al estilo del Exorcismo de Emily Rose. El argumento es el siguiente: un adolescente con cáncer y su familia se van a vivir a una casa embrujada en Connecticut, donde el enfermo recibirá un tratamiento especial. Matt, el personaje protagonista, al estar entre la vida y la muerte o, como ellos dicen, y parafraseando a la Biblia, “en el valle de la sombra de la muerte” (Salmo 23:4), puede ver a los espíritus e interactuar con ellos.

Hasta ahora, todo esto lo hemos visto antes, y lo cierto es que este filme no aporta nada nuevo. Tenemos a la familia al borde del colapso, el niño (no tan niño en este caso) que habla con espíritus, una casa tétrica, un reverendo especialista en ocultismo, el escepticismo de la ciencia, etc. A pesar de todo esto, el largometraje tiene un encanto, una capacidad de enganchar al espectador y de provocar sustos bastante destacable. El debutante Peter Cornwell radicaliza las convenciones formales del género, por ejemplo, fundamentando el susto sobre la música descaradamente. Aunque esto pueda parecer una deficiencia, en realidad es una característica que se encuentra en el haber de la película. Desde una perspectiva clásica, se podría decir que se abusa del montaje videoclip, pero estas pequeñas micro secuencias (usadas para describir los contactos de Matt con el "otro mundo") siempre suman a la hora de contar la historia.

Otro aspecto destacable de la cinta es la actuación de los actores, que hace la historia muy creíble. Los niños no se hacen insoportables (lo cual suele suceder mucho en las cintas de terror) y Kyle Gallner cumple con creces con su papel de protagonista. No obstante, todo este esfuerzo a veces se va al garete por la pobreza del diseño de producción. La historia está ambientada a finales de los ochenta y en ningún momento nos da la sensación de estar en esa época, sino que parece que el relato ocurre en algún pueblo del Connecticut actual. El estilo de finales de los ochenta es muy característico, y si no, intentad mirar cualquier serie de televisión de la época y veréis como parece que todo el mundo era un hortera.

Para concluir la crítica, diremos que esta es la película de género de terror que más sustos me ha provocado desde Rec y que, sin ser una obra maestra del género, ni mucho menos, si que se asienta como una de las producciones americanas más decentes de los últimos años.






jueves, 3 de diciembre de 2009

2012

Recientemente nos ha dejado uno de los grandes freakies del audiovisual español, y por qué no decirlo, del mundo. Paul Naschy ha sido un hombre que, desde los tiempos en los que censuraban las películas, ha luchado por realizar unos productos que no gustaban a los que tienen voz (es decir, los políticos y los intelectuales) pero que sin embargo si que gustaban a la mayoría silenciosa, es decir, los espectadores. Sirva esta entrada como pequeño homenaje a un gran profesional.



2012

Esta es sin duda, una de las películas más potentes visualmente que se hayan hecho nunca. Es todo un alarde de efectos especiales, con unas secuencias de acción de las que te hacen sudar y gritar improperios a la pantalla. Lo mejor de todo esto, es que no te sientes ridículo después de gritar “joder” o “coño” porque el resto de la sala lo ha hecho también. Concretamente, la secuencia de la huida de Los Ángeles es simplemente impresionante.

Muchos dirán que el guión es simple o que no está a la altura del componente visual de la película, y seguramente estén en lo cierto. Más allá de la inverosimilitud de algunas acciones de los personajes (al fin y al cabo, esto es cine-espectáculo y la gente ya acepta que el héroe pueda hacer en un minuto lo que a todos nosotros nos costaría media hora), hay una par de escenas que están mal planteadas. Por ejemplo, el mundo se hunde en el caos, toda la tierra se está yendo al garete, pero curiosamente, en Times Square la tierra se estabiliza y la gente puede ver el mensaje heroico del Obama de turno (de aquí a 10 años, sería muy interesante hacer un estudio sobre las representaciones de Obama en el universo fílmico). Más preocupante me parece otro fallo que si lo revelo puede fastidiar la película a los lectores que no hayan visto la cinta, así que daré unas pistas para los que sí la han visto: compartimiento lleno de agua, clímax, ¿micrófonos? No deja de sorprenderme cómo proyectos en los que se invierte tantísimo dinero tienen fallos de guión que son patentes en el primer visionado de la obra.

Una vez comentado el texto en sí, voy a hablar de lo que de verdad convierte a 2012 en una de las películas más sugerentes que he visto en mucho tiempo. Me parece una película que tiene muchas más capas de contenido que la obra maestra del director gafapastoso de turno. Lo que pasa es que hay que saber ver en la película más allá de los efectos visuales. La primera cosa a tener en cuenta: el guión de esta película está firmado por Roland Emmerich y Harald Kloser (el cual también es responsable de la banda sonora) pero en ninguna parte dice que está basado en la Biblia, y esto es, cuanto menos, injusto. 2012 no es otra cosa que la versión actualizada a nuestros tiempos del diluvio universal relatado en la Biblia.

Por otra parte, hay que tener en cuenta el contexto en el que se ha producido la película. Estamos en plena crisis de valores económicos, lo cual ha llevado también a una crisis en los valores de la sociedad (seamos honestos, lo material nos determina más que cualquier otra cosa). Esta película es una exageración de este estado en el que el mundo se encuentra. Y más allá de intentar dar una esperanza, el relato se desarrolla con una gran crudeza y el happy ending da más miedo que otra cosa.

El, en mi opinión, más grande de todos los filósofos, Nietszche, dijo que el hombre del futuro, el superhombre, llegará después de una etapa de nihilismo activo, que no es otra cosa que la destrucción intencionada de los valores de esta sociedad para que cada ser humano se cree los suyos propios. Para mí, esta película es una radicalización de esa premisa. Emmerich (cuya recurrencia a determinados temas en su extensa filmografía demuestra que es tan autor como el que más) no solo destruye los valores, sino que destruye al mundo en sí, y deja vivir a un limitado número de personas, que vivirán según los valores que él, como ser humano, cree que son los que tienen que determinar la nueva civilización. El nuevo mundo de Emmerich esta creado, sobretodo, por individuos fuertes y de gran poder. Todos los protagonistas que sobreviven son personajes fuertes, y aquellos que no lo son, mueren. Es cierto que el personaje que la gente reconocerá como el más mezquino, el multimillonario ruso (y también, el más real de todos), muere, pero su espíritu y sus valores vivirán a través de sus hijos. En cambio, su novia, a la cual la audiencia considera mejor persona (a pesar de que a la vista está que es una buscona), morirá ahogada. Nunca en la historia del cine, un director ha destruido el mundo y ha decidido como será el nuevo con tanta honestidad. Los poderosos vivirán, y lo harán en cuartos de lujo, y aquellos no tan poderosos pero con el potencial de serlo, conseguirán sobrevivir. Esto hará que los poderosos se sientan bien consigo mismos (la caridad será un valor que sobrevivirá), pero la realidad es la siguiente: los fuertes sobreviven y el 95% de la humanidad muere.


jueves, 26 de noviembre de 2009

Bad Guy

Después de ver esta película coreana de Kim Kiduk, sólo hay dos cosas claras en mi mente. La primera es que esta película tiene el récord de mayor cantidad de bofetadas en la historia del cine. La segunda cosa es que, de ninguna manera, los asiáticos y los occidentales somos de la misma especie. Por racista que parezca este comentario cómico, es la opinión estilizada de un occidental que ha viajado y vivido en más países que la mayoría de persona, y vive actualmente en Corea del Sur. No entiendo muchas de sus películas, y es probable que mi falta de comprensión de la cultura asiática sea la principal razón.

No entiendo varias cosas sobre esta película, y sobre otras muchas cintas producidas en Asia: ¿Por qué una muchacha que fue sorprendida robando elige un préstamo que va a transformarla en una esclava sexual en lugar de ser arrestada? ¿Cómo puede una chica virgen rechazar la invitación de su novio a un love motel y pocos días después convertirse en una prostituta? ¿Cómo puede un proxeneta enamorarse de una prostituta? ¿Cómo puede esta misma prostituta enamorarse del hombre que hizo de ella una prostituta? Algunas personas pueden pensar que estos son fallos del guión, pero en cambio, creo que son errores sociales.

Daré más detalles: Siempre pensé que lo peor que le sucedió a la humanidad fue el judeocristianismo (del cual el cristianismo y el Islam evolucionaron). Ahora, creo que el confucianismo es, al menos, tan perjudicial para la naturaleza humana como el judeocristianismo. Desde luego, ha sido más fácil librarse de las cadenas de la religión en el mundo occidental, y por lo tanto, las personas disfrutan de sus vidas más y son más honestas las unas con las otras. Por otra parte, en los países confucionistas (China, Taiwan, las Coreas y Vietnam), las relaciones humanas son prácticamente inexistentes si no hay una máquina o una bebida alcohólica de por medio. El rigor del confucianismo ha matado a la naturaleza humana (es una pena que los asiáticos lo eligieran sobre el budismo o el taoismo, que son las más libres de todas las religiones), la gente siempre está interactuando con un rol y no con una persona. Y, por supuesto, el sexo es algo malo (en mi opinión, asociar el sexo con el pecado era una forma de controlar la población, pero ahora que nuestra tecnología y la ciencia pueden controlarla, no hay razón para este enlace).

Así, en esta tan rígida estructura social, las cosas contradictorias que he mencionado anteriormente tienen sentido. El sistema judicial de los países confucianistas tiende a reaccionar de forma exagerada contra los delitos, y es por eso que ser una prostituta puede ser mejor que ser detenida. Si tu novio tiene sexo contigo con mucha facilidad, él (alguien que te importa mucho) se cree que eres una mujer de moral distraída, pero si eres una prostituta, personas cuya opinión no te importa te consideraran como tal. La respuesta general es la siguiente: donde hay una gran opresión de la naturaleza humana, la gente tiende a hacer las cosas más ilógicas.

Sin embargo, no podemos culpar al buen Confucio por cada mala película asiática (y por cierto, Bad Guy no es una mala película). El guión de Kim Kiduk tiene varios fallos. Por ejemplo, ¿cuántas veces puede un hombre ser apuñalado y no morir? ¿Y cómo puede alguien que está a punto de ser ejecutado salir de la cárcel? El contexto de la historia no es creíble. Corea es, de lejos, el país más seguro que en el que he estado. No me puedo imaginar las cosas que se describen en la película en la Corea real. Kim Kiduk necesita algunos conocimientos de calle, algo muy difícil de conseguir en este sobre tecnificado país donde es más fácil hablar con alguien a través de Internet que cara a cara. Además, hay un momento extradiegético en una playa que es completamente inútil, y rompe la estética realística-documental de la película. Sin embargo, la película tiene una secuencia de arranque muy fuerte y nunca deja de ser interesante.


jueves, 12 de noviembre de 2009

Madre

Justo cuando pensaba que todo el cine asiático era como las películas de los infames Apitchatpong Weerasethakul, Hong Sang-soo o Tsai Ming-Liang (en otras palabras, malo), Bong Joon-ho me hace volver a creer en la perspectiva asiática del cine. Debo decir que fue mi error permitir que estos autodenominados artistas hicieran que me olvidara auténticos cineastas como Park Chan-Wook, Takashi Miike o Takeshi Kitano. El plano de arranque de la película, en la que la protagonista aparece bailando (sin ningún sentido del ritmo, a decir verdad) un bolero en un maravilloso paisaje, es simplemente genial y me recuerda las secuencias de clausura de películas maravillosas como Zatoichi de Kitano o Slumdog Millionaire. Algo maravilloso sucede cuando la música se inserta en una película no musical de una manera tan poco convencional.

No creo que haya nada que me disguste de esta película. Formalmente, el flujo de planos es dinámico, pero eso no impide que la imagen sea transparente. No somos conscientes de la cámara en ningún momento de la película de Bong, ya que es capaz de convencernos de que no hay absolutamente nada entre la diégesis y nosotros mismos. Hoy en día, muchos directores pierde el norte a la hora de hacer cine al tratar de conseguir los planos y los movimientos de cámara más innovadores. Por otro lado, en lo referente al montaje, los flashbacks se hacen de manera brillante, cada una de ellos proporcionando una información valiosa, sin extrañar al espectador.

Sin embargo, lo mejor de esta película es la historia misma. Está maravillosamente contada, tiene grandes personajes,-incluso si son principalmente planos (después de todo, un personaje es un mecanismo narrativo para contar una serie de hechos interesantes) - varias capas, tramas, subtramas, mecanismos narrativos perfectamente ejecutados, etc. Cada punto de giro de la historia es verosímil y crea sorpresa, pero, al mismo tiempo, no choca al espectador. Una de las cosas más notables de esta película es su redondez. La redondez narrativa es algo que, en la actualidad, ha sido olvidado por la mayoría de los directores. Sin embargo, el período clásico (un período que la mayoría de los directores de arte y ensayo deberían revisar) estaba lleno de películas redondas como de Centauros del desierto, de John Ford. En esta película, el travel out de conclusión rima con el travel in con el que comienza la película. De la misma manera, la secuencia final de Madre, en la que el personaje principal baila de nuevo el bolero del principio, rima con el plano de arranque que hemos comentado anteriormente.

El tono de este thriller sobre el asesinato, el sistema judicial, las clases sociales, el amor maternal y discapacitados mentales (entre muchas otras cosas), es también digno de mención. Los hechos son muy graves y dramáticos, pero el tono es cómico en muchos casos. La relación entre Yoon Do-joon y su madre; el abogado perezoso; el intercambio de sexo por arroz de la muchacha asesinada: la locura de su abuela alcohólica: la última gota de sangre que salpica la cara de la madre, diciéndole que ha hecho un buen trabajo matando al hombre que podría poner en peligro la libertad de Do-Joon. Todos estos son elementos de comedia negra que mejoran esta muy entretenida y profunda película, a pesar de sus 128 minutos de duración.


Cinderella

Esta cinta aborda un tema muy interesante como es la cirugía estética en Corea del Sur desde el género del terror. Esta premisa me parece todo un acierto, ya que, por lo menos para mí, cualquier tipo de cirugía me causa terror y si además en una tan banal y estúpida como la cirugía estética (más cirugía que estética), el terror se amplifica. Son pocas las voces que exclaman en los medios de comunicación que unas tetas de plástico serán grandes, pero bonitas no son. En Corea, la obsesión de la sociedad se centra en la cara y en conseguir los rasgos menos orientales posibles, creándose un tipo de monstruo que parece una versión de segunda categoría de una mestiza coreana-occidental. Este monstruo es mucho más común por las calles coreanas que la mestiza (que creada por medios naturales, es decir, mediante el sexo, suele ser de gran belleza), ya que por desgracia para nosotros, al coreano le gusta imitar al occidental, pero no le gusta mezclarse con él.

Esta obsesión de las coreanas por su aspecto físico se ve reflejada en la cinta de Bong Mandae, especialmente en el personaje de la madre, que además es cirujana plástica. Pero esto, que es el contexto, es prácticamente lo único destacable de la película. Terror no se crea (ni cuando, como en mi caso, ves la película solo, de noche y con una tormenta estruendosa) y la mayoría de los sustos matemáticos (que son aquellos que, según el realizador Jaume Collet-Serra, generan una expectativa, no la dan y en el momento menos esperado aparece un elemento inesperado) no provocan ningún sobresalto.

La trama, que es simple, se nos presenta mediante saltos en el tiempo para alimentar nuestro interés. La lástima es que la resolución no resulta creíble, hasta cuando se tiene mucha predisposición a ver productos fantásticos. El tratamiento que el realizador coreano hace de las escenas de cirugía es bastante positivo, ya que genera tensión sin recurrir a lo fácil, que sería enseñar mucha carne y sangre. Por otra parte, la música es totalmente repetitiva y a veces la inclusión de baterías sintéticas destruye la atmósfera. La película se salva porque retrata con mucha sinceridad una parte de la sociedad coreana que de por sí da bastante miedo y asco.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Bleach: Fade to Black

Se trata del tercer largometraje basado en el universo Bleach creado por Tite Kubo. Como en la mayoría de los productos de este tipo, los guionistas hacen caso omiso de la continuidad narrativa del manga (si ya en la serie de tv interrumpen la trama violentamente para introducir historias autoconclusivas totalmente contradictorias, imaginaros en una película). La historia se centra en el personaje de Rukia que, a mi parecer, es de los más sosos de la serie.

Como las otras dos películas de Bleach que he han hecho, esta desaprovecha la oportunidad de darle un poco más de protagonismo a un personaje que la mayoría de los freakies amamos pero que aparece de manera demasiado intermitente en el universo Bleach: el grandísimo Zaraki Kenpachi. Dice la cultura popular que cuando Bruce Banner se enfada, este se convierte en The Hulk; que cuando The Hulk se enfada, este se convierte en Chuck Norris; y que cuando Chuck Norris se enfada, este se convierte en Zaraki Zenpachi.

El diseño de los personajes nuevo está bastante bien, menos por el personaje de la chica sin nombre, que es bastante feo. La película es entretenida y tiene bastante acción, aunque la acumulación de tantos personajes en tan poco tiempo hace que algunas peleas resulten descafeinadas y el guión se resuelve de una manera un tanto pobre. A los aficionados del manga o del anime les gustará la historia y les dejará con buen sabor de boca. En cambio, si no se está familiarizado con Bleach no hay ninguna razón para ver esta cinta.


jueves, 29 de octubre de 2009

El turista accidental

“I can’t live, with or without you” dice uno de los muchos éxitos de la banda irlandesa U2. Esta frase describe el sentimiento que muchos seres humanos sienten hacia otra persona. Además, estos dos versos describen el tema de la película de Lawrence Kasdan, El turista accidental. Los tres personajes principales de esta película, el triángulo amoroso formado por Macon (William Hurt), Sarah (Kathleen Turner) y Muriel (Geena Davis), sufren de este particular estado de ánimo. Cuando Macon y Sarah están juntos, ambos son infelices. Cuando están lejos uno del otro, Sarah sigue siendo infeliz. Por otra parte, cuando Macon y Muriel están juntos, Macon es feliz, pero Muriel no lo es, y cuando están separados, Macon es infeliz y Muriel recupera su excéntrico buen humor. Las relaciones humanas son difíciles, muy difíciles, y esta película es capaz de describir este rasgo de la condición humana notablemente.

Pero, a pesar de todo esto, el largometraje de Kasdan está lejos de ser una obra maestra o incluso una película cuyo visionado recomiende. Uno de los defectos, en mi opinión, es la duración. Kasdan debería haber reducido la duración a 90 minutos, porque en realidad, no hay mucho que decir acerca de un triángulo amoroso y la película termina siendo aburrida. Me hubiera gustado más la película si Kasdan hubiera profundizado en la familia de Macon. Las escenas con estos personajes extraños y excéntricos son las mejores y más cómicas de la película. Tal vez el principal error de esta película es intentar ser una tragicomedia (para ser sincero, no estoy seguro de si los gags cómicos eran intencionados o si la intención del director era producir un drama y esos encantadores momentos eran sólo accidentes) en vez de ser una comedia.

La partitura de John Williams, llena de belleza (como cualquier partitura ideada por la mente de este compositor maravilloso) si la aislamos de la película, suena demasiado a cliché si se combinan los sentidos visuales y auditivos. Es demasiado grandiosa y brillante para el ambiente minimalista de la película, que también es un muy oscura.

Una cosa que no entiendo es cómo Geena Davis fue premiada por su actuación con un Oscar. 1988 debe haber sido un año bastante malo en lo que a actuaciones secundarias se refiere si esta era el mejor. No me creo ni entendiendo a su personaje en ningún momento, pero por otro lado, debo decir que, como hombre, no tengo ningún talento para entender a las mujeres.

La muerte del hijo de los Leary no está totalmente desarrollada en la película, y esto hace que cualquier referencia a este hecho resulte un pegote. Funciona como un detonante que pone en movimiento la historia, pero o bien debería haber permanecido como un simple mecanismo narrativo, o bien debería haber tenido más peso narrativo a medida que se desarrolla la historia. El personaje del niño francés que le recuerda a Macon a su difunto hijo al final de la película es inútil e incapaz de producir ningún efecto. Todas las características nombradas impiden que esta película sea mala, pero también que sea buena.

jueves, 22 de octubre de 2009

Porque la vida puede ser maravillosa

Hace ya casi una semana que nos ha abandonado Andrés Montes, y desde este espacio, llamado Paraíso del Freaky, nos parece una obligación hacerle un pequeño homenaje al comunicador de las pajaritas y americanas imposibles. Mi relación con él empezó, como la de muchos otros, a través de los partidos de la NBA en Canal +. Yo empecé a verlos en el 98, cuando a un amigo mío se los grababa su tío en VHS y los veíamos en el periodo de tiempo entre la finalización de la jornada escolar y el comienzo de los entrenamientos de baloncesto. Recuerdo nuestras carcajadas con los motes de Montes y como, una vez finalizado el partido, nos íbamos a entrenar imaginando que Montes iba a comentar nuestros movimientos.

Tanto gusto le cogí a su voz, que me hice con una copia del videojuego NBA Live 98 para seguir escuchándole. Tenía 12 años y la vitalidad de sus comentarios dejaba su impronta en mí. Me convertí en su imitador, me pasaba los entrenamientos de baloncesto repitiendo sus frases para divertimiento de algunos y disgusto de otros. Si alguien tiraba una piedra gritaba "¡Wilma, ábreme la puerta!"; cada vez que yo tiraba un triple decía "¡Triiiiiiiiiple...!" y la mayoría de las veces terminaba con un "¡...que no entra!"

A Montes le agradezco su esfuerzo por no caer en la redundancia en la que caen el 99% de los comentaristas deportivos. Nuestros ojos ya nos dicen lo que está pasando en el campo. La labor del comentarista es aportar ese valor añadido que no podemos obtener por nosotros mismos, y eso Montes lo supo entender. No era el periodista con los más amplios conocimientos tácticos (al menos en fútbol, porque en baloncesto nadie le podía toser) pero el se dio cuenta de que lo suyo era darle la emoción y el humor a lo que se veía a través de la pantalla.

Muchos detractores se quejaban: "¡Es que habla de todo menos de fútbol!" Para mí esa fue siempre una gran cualidad de Montes. Montes se convirtió en un gurú de la cultura pop (y no tan pop), dando a conocer a artistas desconocidos para muchos (la mayoría del sello Motown), fusionando el imaginario del fútbol con el del star system hollywoodiense, creando a grandes personajes como Humphrey Xavi Bogart, o simplemente dejando entrever que los comentaristas también son personas, y como tales, les encanta comer o hacer porras.

El estilo de Montes fue tan personal que fue incapaz de crear escuela. Algún que otro comentarista le ha copiado algún mote, pero la ejecución está exenta de cualquier gracia. Nadie se ha atrevido a intentar hacer lo que él hacía. A pesar de todo esto, el periodista de ascendencia cubana estaba en el paro. Con asombro me doy cuenta de que nadie ha mencionado una cosa fundamental: Montes es la primera víctima de la Guerra del Fútbol. Una supuesta guerra en la que, de puertas afuera, las dos partes se encuentran en posturas diametralmente opuestas pero que, de repente, son capaces de silenciar el conflicto y llegar a un acuerdo, como si aquí no hubiera pasado nada, para posteriormente volver a alzar las armas. ¿Soy el único al que le da la impresión de que todo esto era un teatro y que estaba todo pactado? Así, laSexta, que en principio no iba a emitir fútbol en abierto, decidió no renovar a Montes.

Mientras escucho Doing it to death del reverendo James Brown, pienso que es hora de terminar este artículo, porque tampoco tengo tanto que decir, ya que yo jamás conocí a Montes. Hay mucha más información en la red, con más contenido y mejor redactada. Aún así, le digo a Andrés Montes lo siguiente: gracias por hacer que la vida fuera maravillosa durante 90 minutos cada sábado.


domingo, 11 de octubre de 2009

Festival Internacional de Cine de Pusan, Corea del Sur: La cronica

El Festival Internacional de Cine de Pusan continúa aunque nosotros nos hemos visto obligados a disfrutar solo del primer fin de semana. En total, hemos visto 7 largometrajes en 3 días. Unos de gran calidad y otros totalmente deplorables. La sensación general que nos provoca el festival es que es un gran evento, a la altura de las grandes citas internacionales y que tiene un catálogo de más de 300 películas para todos los gustos. Retomando el apunte que dejamos la semana pasada sobre el impacto del cine en español en Asia, diremos que Paraíso del Freaky fue el único medio de comunicación en español desplazado al festival. Aunque somos conscientes de que este festival coincide con una fecha tan importante como Sitges, reafirmo mi opinión: El mundo hispano debe dejar de dar la espalda a Oriente y asumir que es un mercado tan válido como otro cualquiera y que, no lo olvidemos, es el motor de la supuesta recuperación económica.

El primer día fue caótico. El festival tiene cinco sedes, algunas de ellas bastante lejos las unas de las otras. Después de hacer una ronda de reconocimiento por todas las instalaciones, nos dispusimos a conseguir las entradas. Aquí vino el primer chasco del día: The city of life and death, flamante ganadora de San Sebastián, tenía el aforo completo un día antes de su proyección. Conseguimos nuestra entrada para la única película que veríamos ese día, ya que las proyecciones de la sección Midnight Passion estaban agotadas también.

La película que vimos fue Yatterman, de mi admirado Takashi Miike. Pero antes de hablar de la película en sí, hablaré de en qué condiciones disfruté de su visionado. En el ticket ponía que la proyección se realizaría en un teatro al aire libre y que habría un concierto antes de la película. Lo que más nos preocupaba era la hora de la proyección. A las 19:30 puede hacer bastante frío para ver una película al aire libre. Llegamos al recinto y nos encontramos ante una atmósfera más propia de un festival de música que de un festival de cine. En el recinto había unas 10000 personas disfrutando de los productos de laboratorio musical típicos de la industria musical coreana (una industria definitivamente lamentable y vomitiva). El concierto duró una hora y ante nuestros ojos desfilaron seudoartistas que carecen de cualquier interés para los distinguidos lectores de este blog. Sólo voy a decir que al lado de esta gentuza, Justin Timberlake es Serrat. Entre actuación y actuación, se utilizaba la pantalla gigante para proyectar spots de televisión. Después de soportar los gritos histéricos de preadolescentes con las bragas húmedas, se terminó el concierto, se vació el recinto prácticamente, y comenzó la película, que era a lo que habíamos venido. Esta iniciativa hubiera sido resultado interesante si la gente se hubiera quedado a ver la película, pero me parece que resulta siendo contraproducente, ya que de hecho, este tipo de evento no acerca el cine a la gente. Este evento provoca que los que de verdad hacen que el festival sea posible, los espectadores cinéfilos, se cojan un cabreo considerable por perder tiempo ante unos mentecatos que no saben distingir un Do de un Sol.



Miike es un referente obligado para cualquier freaky y nunca decepciona. En este caso presentó Yatterman, una adaptación de una serie de animación de los años 70, dentro de la sección Open Cinema. Lejos de querer adaptar los códigos semióticos de la animación al lenguaje de la imagen real, Miike se propone exagerar esos códigos para crear una parodia deliciosa muy subida de tono. La primera consecuencia de esta apuesta es que el espectador puede tardar mucho en saber en qué terreno de juego se encuentra y meterse en la historia. Los espectadores más conservadores posiblemente jamás se lleguen a meter, lo que explica el gran número de personas que abandonó la proyección transcurridos 10 minutos. La trama, que es deliberadamente mala y cargada de convencionalismos, sirve como vehiculo conductor de unos sketches excelentes. Todo esto viene acompañado de un estilo visual apabullante que jamás apuesta por el realismo y que se inspira en míticas series como Bioman o Power Rangers. Como en casi todas sus obras, Miike vuelve a excederse con el metraje, aunque el frío que empezaba a calar en mis huesos quizás tenga mucho que ver con esta percepción.



En el segundo día pudimos ver tres filmes. La primera película fue Tears, un drama con tintes de thriller (¿o se tratará de un thriller dramático?) de nacionalidad taiwanesa que se presentaba en la sección A window on Asian Cinema. El director Wen-Tan Cheng comienza el largometraje con un arranque poderosísimo, cargado de una violencia consentida que sobrecoge al espectador. Por desgracia, el ritmo de la cinta decae después del intenso inicio, aunque deja cosas bastante interesantes que analizar. Sin ningún tipo de duda, lo mejor de la película es su protagonista, un policía corrupto que acepta su rol en el mundo con estoicismo y que lleva más de 10 años sin llorar. Visualmente, la película tiene un montaje y unos encuadres interesantes, aunque las transiciones entre escenas no están al nivel.



Un error a la hora de recoger las entradas propició que la segunda película del día fuera una que no tenía ningún interés en ver: la italiana Rumore Bianco. Esta película de género o formato inclasificable, más cercana al video arte que a cualquier otra disciplina audiovisual, formaba parte de la sección Wide Angle. Se trata de un poema visual dedicado a una región del norte de Italia. Esta película me hizo reflexionar sobre cómo el público cambia el chip en grandes eventos como este festival. Un producto cuya premisa es muy poco vendible incluso para televisión, contaba con una sala totalmente llena en la que incluso había niños (los cuales muy posiblemente se aburrieron mucho). Visualmente, la cinta está repleta de encuadres y movimientos de cámara interesantes que, desgraciadamente, una vez editados, no consiguen formar un discurso que comunique alguna idea.



La última película del día fue un anime. Para alguien que, como yo, no está nada acostumbrado a ver animación japonesa en pantalla grande, la experiencia resultó una gozada. La película en cuestión era Mai Mai Shinko to Sennen no Maho, de Sunao Katabuchi y estaba dentro de la sección Ani-Asia!: A leap of Asian Feature Animation. La película, aunque ha sido producida por Mad House, está más en la línea de Ghibli. De hecho, el mismo Katabuchi ha sido Ayudante de Dirección de Miyazaki. Este largometraje es un ejercicio delicioso de surrealismo infantil, situado en el Japón de la Posguerra. A pesar de estar situado en un contexto muy determinado, la historia que se cuenta es la de cualquier niño que vaga con su pandilla por las inmediaciones de su casa, ya sea en el campo o en el barrio, coloreando la gris realidad con su imaginación.


El tercer y último día del festival para nosotros (recordemos que el festival continúa hasta el 16 de Octubre) comenzó con la mejor película que he visto en pantalla grande en mucho tiempo. Se trata de Líbano, rutilante ganadora del León de Oro en Venecia. El largometraje israelí, encuadrado en la sección World Cinema, no intenta manifestar una opinión política y eso es un plus. Simplemente, el director Samuel Maoz se limita a utilizar un contexto de sobra conocido para relatar una historia sobre la guerra, el miedo, el aislamiento y la claustrofobia. La película narra las desventuras de unos militares israelíes en un tanque. Como en la genial y atemporal La ventana indiscreta, el exterior del tanque sólo es visto a través del visor del mismo, y en última instancia, a través de los personajes. El interior del tanque es sobrecogedor, gracias a la gran labor del director de fotografía y del diseñador de producción. En resumen, una genial historia sin buenos ni malos, sino personajes derrotados por las circunstancias que les rodean.



La segunda película fue la colombo estadounidense Entre nos, dirigida por Gloria La Morte y Paola Mendoza. Como Líbano, se encuentra dentro de la sección World Cinema. La cinta narra las vicisitudes de una familia colombiana sin recursos en Nueva York. El metraje está repleto de clichés y elementos comunes en el cine de temática social latina. No obstante, el último fotograma del largometraje le añade un valor añadido y salva a la película del suspenso. El último cartel de la película explica que el personaje protagonista es la madre de la directora Paola Mendoza y que la película ha sido una especie de terapia para entenderse a sí misma. De este modo, recibo la respuesta a la pregunta que me he venido haciendo durante todo el metraje: “¿Por qué es interesante esta historia que se ha contado ya varias veces y de mejores maneras?” Simple y llanamente, esta película es interesante porque es una autobiografía brutalmente honesta. No quiero terminar el comentario sin destacar el gran trabajo de los niños actores y de las directoras para conseguir un resultado excelente en la interpretación.



La última película del festival era, junto con la de Miike, la que más ganas tenía de ver, y seguramente por eso, fue la más grande decepción. La japonesa-coreana Higanjima, de Tae Kyun Kim, se estrenaba mundialmente dentro de la sección Midnight Passion. Se trata de una adaptación en imagen real del manga homónimo de Koji Matsumoto. La premisa es interesante: una isla de Japón está infestada de Vampiros y un pequeño grupo de resistencia armado con catanas les planta cara. Después de un arranque espectacular, con una violencia exquisita, la película cae en los mismos tópicos que Yatterman, con una salvedad. Mientras en la obra de Miike se utilizaban estas convenciones para parodiarlas, en la obra de Kim se cae en ellos de manera involuntaria, y lo que deberían ser secuencias cargadas de dramatismo, se convierten en carcajadas de la audiencia. La penoso es que a la tercera frase estúpida la cosa deja de tener gracia, y te pasas el resto de metraje maldiciendo al director por desperdiciar una premisa tan suculenta para hacer una gran película. Y no hablemos de los numerosos errores de guión, que me está saliendo la bilis por la boca…



Con este gusto amargo terminó el festival para Paraíso del Freaky, aún así, basta recordar películas tan interesantes como Yatterman, Mai Mai Shinko to Sennen no Maho o Líbano para recuperar la sonrisa.

jueves, 8 de octubre de 2009

Un cuento de Cine - Previa Festival Internacional de Cine de Pusan, Corea del Sur

Hoy empieza la 14ª edición del Festival Internacional de Cine de Pusan, Corea del Sur. Este festival es posiblemente el evento cinematográfico más importante del año en Asia Oriental. Nos desplazaremos ahí hasta el 12 de Octubre, aunque el festival termina el 16. Se proyectarán algunas películas rodadas en español. En la Sección World Cinema están la argentina Anita, de Marcos Carnavale; la mexicana El traspatio, de Carlos Carrera; la hispano-urugyaya Mal día para pescar, de Alvaro Brechner; la colombiana Entre Nos, de Paola Mendoza y Gloria La Morte; la costarricense Del amor y otros demonios, de Hilda Hidalgo y la hispano-peruana La teta asustada, de Claudia Llosa. En la sección Flash Forward tenemos a la argentina Bridges, de Julián Giulianelli y la española La Escarcha, de Ferrán Audi. En la sección Midnight Passion (de la que hablaremos después) está la española Hierro, de Gabe ibáñez. En total son 9 películas de unas 200 películas, lo cual creo que es una representación muy pobre para el segundo idioma más importante del mundo. No sabemos si el comité de preselección tiene una especial aversión al idioma de Cervantes o si las productoras y distribuidoras hispano-parlantes no se han dado cuenta de hay vida más allá de Europa y América. Yo me inclino por lo segundo, ya que El laberinto del Fauno o Rec se pudieron ver en Corea del Sur en grandes salas comerciales y además hay un curioso dato: Jamón, Jamón es una película de culto en el país del Taekwondo.

Podría hacer una lista de las películas que me gustaría ver, pero la dinámica de los festivales me aconseja no hacerlo. Nunca sabes qué película se ha quedado sin entradas, o cuál acabas viendo por presiones sociales. Veo más adecuado comentarlas a la vuelta del viaje, la semana que viene. No obstante, si que comentaré una sección que me atrae mucho: Midnight Passion. Se trata de una proyección de 3 películas consecutivas al módico precio de 10000KRW (5,84€). Lo peor es la hora de inicio: 23.59. Aún así, la selección de películas es bastante interesante como para quitarme el sueño, ya que en un festival que apuesta ciegamente por el gafapastismo asiático (muy adecuadamente, pues las gafas de pasta en Corea del Sur cuestan alrededor de 20€, y hasta hay una moda de llevar las monturas sin lentes), esta sección se convierte en el único reducto donde los amantes del género, los freakies, podemos continuar nuestra misión: entretener y entretenernos.


Un cuento de cine

La primera cosa que me sorprende de esta película producida en 2005 es el estilo de rodaje. El uso de la cámara me recuerda a los movimientos de cámara de películas de los 70's como Muerte en Venecia de Visconti (por cierto, una pieza mediocre y sobrevalorada). La cámara está en constante movimiento, pero en lugar de hacerlo de una manera moderna con una steadycam, la cámara se mueve alrededor encima de un trípode. Aunque no puedo asegurarlo, me atrevería a afirmar que no hay travelings en esta película, sino zooms. La cámara se mueve tanto que en la mayoría de la película, la relación de una secuencia mecánica es igual a un plano secuencia es cierta. Esto abarata la producción de la película, lo que hace muy fácil el montaje y el rodaje muy complicado para los actores y para la cámara. Este estilo de rodaje evidencia constantemente el acto de hacer cine, lo que impide que algunos miembros de la audiencia entren en la diégesis de la película.

Dicho esto, lamento mucho que Hong Sang-soo no sacara pleno rendimiento de su guión usando dos estilos de rodaje. Rodar el corto del arranque de la película en otro estilo hubiera sido una manera sutil y agradable de separar la obra dentro de la obra ("the play within the play", que diría Pavía) de la obra en si. Creo que hubiera ayudado a transmitir el tema de la película: la vida inspira al cine y, al mismo tiempo, el cine inspira a la vida.

Después de analizar el discurso, pasemos a analizar la historia. Lo primero que puedo decir es que no me creo los personajes, ni siquiera durante un frame. No entiendo sus motivaciones o la forma en que se comportan el uno con el otro. Quizá esto se deba a un choque cultural, pero por otro lado, he visto varias películas japonesas o chinas, y me creía sus personajes la mayoría de las veces. Empezando con el cortometraje del arranque: ¿por qué dos jóvenes sanos y con una buena situación económica quieren suicidarse?

Especialmente extraña es la relación entre los protagonistas Young-Shil y Dong-soo. Cuando se encuentran por primera vez ella no quiere darle su dirección, pero más tarde esa noche, ella le dice que lo ama mientras están teniendo relaciones sexuales y, después de su cópula, ella quiere alejarse de él.

La historia en sí es un deus ex machina, y en mi opinión, Hong Sang-soo, debería haber trabajado más las motivaciones de sus personajes para decirle al público cómo alguien a punto de morir quiere vivir y cómo alguien sano está constantemente fantaseaando con el suicidio. Podríamos decir que esta película tiene el típico argumento de película de arte y ensayo: no pasa nada. Esto, y el estilo de rodaje, hace que algunos de nosotros deseemos que termine la película transcurridos cinco minutos de metraje.

jueves, 1 de octubre de 2009

Take off

Hemos tenido una semana movidita. Por una parte, por fin le han concedido un Oscar a mi deseada Lauren Bacall. Es un premio honorífico que reconoce la brillante carrera de esta actriz, aunque bien es cierto que su participación en Dogville podría haber sido motivo suficiente para no dárselo. Qué pena que una leyenda de este calibre se haya dejado engañar por nuestro amigo Lars y haya manchado así una carrera que de otra manera era una lista cargada de obras maestras.

Por otra parte, a Roman Polanski lo han detenido por un delito de violación que cometió hace !30 años! Está claro que todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, y el proceso judicial del caso todavía no ha terminado, pero parece bastante claro que el genial realizador franco-polaco se benefició a una jovencita de trece años. Algunos dicen que fue consentido mientras las últimas declaraciones de ella dicen que fue violada, a pesar de que ella quiere retirar los cargos. Lo que asombra es cómo la condición de genio puede hacerte caminar por encima de la Ley durante 30 años. ¿O acaso creéis que si Roman Polanski hubiera sido obrero el gobierno francés le hubiera dado tanto cobijo? En este caso, mis sentimientos como cinéfilo por un lado y ser humano como otro están enfrentados. Vamos con la crítica de la semana.

Take off

Cuando los occidentales (al menos los españoles) pensamos en el cine coreano, pensamos de Park Chan-Wook, Kim Ki-Duk o el K-Horror. Debido a esto, es sumamente sorprendente ir al cine y visionar Take-Off. La pelícla hollywoodiense de Kim Yong-Hwa parece el elemento central de una campaña de publicidad contratada por la Asociación Coreana de Esquí. Si esta película fue planeada como publicidad o no, no lo sé, pero una cosa es cierta: este invierno un montón de niños coreanos darán al salto de esquí una oportunidad y quizás un nuevo equipo tomará el relevo del equipo retratado en la película.

Incluso si no se ha producido en los Estados Unidos, esta película es la típica película de deportes de Hollywood. De hecho, la abundancia de clichés del genero deportivo hace esta película más hollywoodiense que filmes americanos como Titanes, hicieron historia, de Boaz y, por supuesto, hace que sea peor película que la mayoría de las películas deportivas de Hollywood. Todos los personajes de la película, sin excepción, son planos estereotipos que han aparecido en el género deportivo desde el nacimiento de un género que tenía una de sus primeras obras maestras en El colegial, de James W. Horne's (1927), protagonizada por Buster Keaton.

Choi Heung-Cheol es el típico protagonista que viene de fuera de la comunidad y que tendrá que demostrar sus habilidades para ganarse el respeto de sus compañeros de equipo. También tenemos el deportista que tendrá que luchar contra la voluntad de un padre que no entiende el talento de su hijo. Kim Dong-Wook desempeña el papel del irreverente atleta que constantemente se enfrenta a la disciplina del equipo y tratará de conseguir que la hija del entrenador (cómo no, de muy buen ver) se meta en la cama con él. Y, por supuesto, existe el no tan talentoso pero muy currante deportista que se sacrifica por el bien del equipo de una manera no tan inteligente. Curiosamente, aquí este actante está dividido en los personajes de los dos hermanos.

El entrenador es el personaje menos hollywoodiense. Su papel como instructor cómico y excéntrico pero sabio es más propio de la narrativa oriental, como podemos ver en el personaje Muten Roshi del manga Dragon Ball.

Pero no sólo los personajes son una exageración del nuevo estilo de Hollywood. La película está llena de secuencias a cámara lenta manidas con una banda sonora carente de originalidad. Las imágenes generadas por ordenador son de alta calidad, pero son excesivas, especialmente cuando se supone que se está transmitido por televisión. Esto hace que la película sea menos creíble, porque incluso ahora en 2009, la realización del salto de esquí no es así. Lamentablemente, el director ignora por completo un tradición de realización del salto de esquí que ha hecho este deporte uno de los más bellos que se pueden ver por televisión.

Hay un error de diseño de producción en la película. En algún momento un Daewoo Tacuma aparece en pantalla. La película tiene lugar en 1997, 1998 y 2002 en la última secuencia. Sin embargo, este coche no salió al mercado hasta el año 2000. Hasta ahora sólo hemos hecho una lista de los aspectos negativos de la película, pero no es tan mala como parece. Está los suficientemente bien hecha para que un extranjero con poco conocimiento del Coreano la pueda entender sin subtítulos, y eso no es todo: no es aburrida, aunque dure 137 minutos. A pesar de esto, la película es inverosímil, a pesar de estar basada en una historia real.




jueves, 24 de septiembre de 2009

Exhausted

La película comienza: la calidad de imagen es terrible ya que la película se ha rodado en 8mm. El sonido es repugnante, y su calidad es bastante mala también. Menos de un minuto de metraje, y ya estoy convencido de que no me gusta esta película. Es una de esas películas que no deberían hacerse en un primer momento, un desperdicio de dinero y energía. Afortunadamente, el número de personas que tendrá que pasar por la tortura de verla es muy pequeña.

La película narra la historia de cómo un proxeneta y una prostituta con algún que otro problema mental se hace daño mutuamente hasta no dar más de sí. Nada más ni nada menos. No son necesarias más de dos horas de filmación para contar esto. De hecho, si pudiéramos conseguir una copia del guión, probablemente nos sorprendería su número de páginas. La norma establece que por cada minuto de metraje existe una página de guión. Por lo tanto, en este caso, el guión debería tener alrededor de 130 páginas. No obstante, supongo que el guión en realidad tiene alrededor de 30 páginas. Hay muy poco diálogo y la mayoría de las veces la cámara captura un feo paisaje donde no pasa nada o acciones excesivamente largas y repetitivas. La película no tiene ritmo, lo que hace muy difícil su visionado para un ser humano normal.

Quizá todo se reduce a esto. Exhausted marca a la línea entre normal y anormal. Esta es una declaración políticamente incorrecta pero, ¡qué demonios! He tenido que visionar cosas tan desagradables como una mujer retrasada mutilándose los pezones o un plano detalle de una vagina expulsando a un feto muerto. No voy a ser políticamente correcto cuando hable de esta película. No quiero y no debería serlo. Es una cuestión de compromiso moral. Cuando hablamos sobre largometrajes como el que estamos revisando, deberíamos expresar exactamente lo que nuestra mente piensa para condenar a gente como el director de Exhausted, Gok Kim. Suavizar el lenguaje da a las personas como él la oportunidad de seguir creando tales aberraciones.

Así, en mi opinión, si usted participó en la producción de Exhausted o le gusta la película, usted no es normal. Por el contrario, si se ha sentido totalmente asqueado por ella, significa que usted tiene sensibilidad y sentimientos. Durante toda la película, una cuestión que permanentemente rondaba mi mente fue la siguiente: "¿Cómo convenció al reparto y al equipo para a realizar esta película?" Después de todo, mirando la película podemos ver que el presupuesto no es muy grande, por lo que seguramente el reparto y el equipo técnico no obtuvo el contrato de su vida. La única respuesta plausible que viene a mi mente es que ellos tampoco son normales.

Esta película es el peor película que he visto jamás. No tiene ni un solo rasgo positivo. Algunas personas podrían emparentar esta película a con Irreversible de Gaspar Noe (2002) pero la violencia explicita es la única cosa que tienen en común. Irreversible retrata un despreciable acto como una violación en su verdadera naturaleza, aumentando la conciencia sobre el tema. Sin embargo, sinceramente pienso que no hay ningún mensaje en Exhausted, sólo el deseo del director de llamar la atención y escandalizar a la limitada audiencia que su paja mental (me niego a llamar esto una "película") tendrá. Pero bueno, seamos generosos. Su título es muy apropiado ya que así es como se sentirán los espectadores después de visionar este insulto a la inteligencia.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Sita sings the blues

Esta cinta es, cuanto menos, curiosa. Es la primera película que veo con una licencia creative commons, y a través de su página: www.sitasingstheblues.com, te la puedes descargar en infinidad de formatos. Es más, la misma directora del proyecto, Nina Paley, anima a que se hagan proyecciones públicas del filme.

Esta es una cinta de animación, y dicha animación ha sido realizada en su totalidad por la directora del filme. El aspecto visual del filme es lo más destacado. Combina cinco estilos distintos de dibujo. Uno de ellos es particularmente horrible (el de la trama que se sitúa en el presente) y hay otro que tiene un grafismo muy atractivo (la parte musical). Tanta diversidad de estilos pictóricos me abruma y me parece contraproducente para la película.

Narrativamente, es evidente que el guión lo ha escrito una artista pictórica y no un especialista en contar historias. Hay dos tramas paralelas contandas bajo una perspectiva claramente feministas y, aunque se usen recursos interesantes como narradores extradiegéticos, o la inserción de videoclips en el relato, la narrativa es lo peor de esta obra. Las canciones interpretadas son todas de Annette Hanshaw, una cantante de jazz y blues de los años 20.

En resumen, una obra visualmente muy interesante que se puede descargar gratuitamente y por lo tanto, ser visionada sin sentimiento de culpabilidad.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Sicko

Michael Moore hace algo nuevo. Aunque lo cataloguemos de documental, su propuesta no es exactamente esa y aunque a sus defensores les pese, su propuesta es más cercana al docudrama o al mockumentary. Estos formatos hace tiempo que se hacen, pero Moore lo hace de otra manera. Se puede decir que Michael Moore es el Michael Bay del cine no narrativo.

Como en las últimas películas en las cuales ha gozado de un prestigio y, sobretodo, un presupuesto muy superior a la media de los documentales, Sicko es una cinta fundamentalmente entretenida (como todo el cine de Bay). Es un circo donde cualquier cosa puede pasar, no porque la realidad sea tan extravagante, sino porque Moore puede crear esa realidad. Y no tiene que ser forzosamente mediante el montaje que, dicho sea de paso, es una de las técnicas más legítimas de manipulación intelectual que existen. Michael Moore tiene los medios de traer a varios americanos a Cuba, acercarlos a la base de Guantánamo y, pocos segundos discursivos después, presentarlos en Cuba. En el momento en que un documentalista consigue eso podemos dejar de llamarle documentalista. Quizás su profesión sea más cercana a la de los ideólogos de los reality shows…

No obstante, Sicko me ha emocionado. Quizás lo ilegítimo de las películas de este simpático gordinflón sean los prejuicios que nosotros tenemos hacia él y cómo lo encasillamos. Pensamos que al no seguir un esquema narrativo al uso, al aparecer en cámara, al tener a los personajes (que no testimonios) hablando a cámara, etc.; la película que vemos captura la realidad (esta ha sido la estratagema en la que se han sustentado los realities) y no es así. Al menos no estrictamente.

Sicko es, en realidad, una comedia romántica con tintes de denuncia social. El mensaje en realidad reivindica el amor no entre una pareja heterosexual de personas de buen ver, sino el amor entre seres humanos. Cuando se es capaz de percibir esta faceta de la película, dejan de importar los montajes (algunos hilarantes como cuando los americanos piden a gritos que les dejen entrar en Guantánamo), las carencias deontológicas y el circo porque lo que expresa el filme de Moore es una VERDAD hecha de pequeñas mentiras, como cualquier buen filme narrativo. Me quedo con una frase que uno de los personajes disfrazados de testimonio (aunque sean testimonios de verdad, lo cual no me queda claro, el tratamiento de Moore es de personaje) le dice a otro personaje: “Don’t hesitate to hug a brother (No dudes en abrazar a un hermano)”. Desde mi punto de vista, toda la mentira de Moore tiene sentido sólo por el momento de la cinta en el que aparece esta frase, y esto lo digo aún siendo consciente de que la situación roza el absurdo.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Sexdrive

Estaba deambulando por un supermercado coreano, buscando espuma de afeitar. Giré a la derecha y me metí en un pasillo destinado a los cosméticos femeninos y ahí, enfrente mío, en el segundo estante, había una pantallita de 12 pulgadas. ¿Qué aparecía en esa pantalla? Pues una especie de publireportaje sobre las cualidades de un determinado producto que se vendía justo al lado de la pantalla. ¿Llegará esta forma de publicidad hiperagresiva a España alguna vez?

Sexdrive

La primera palabra que se me ocurre para describir esta “típica estúpida comedia americana” es “extraña”. Al principio de la película, aparecen los productores de la película, bien acompañados por una mujer y un hombre desnudos, con los genitales bien a la vista. En esta situación nos explican que esta es la auténtica versión sin censurar de la película.

La historia es simple y manida. Un pardillo de instituto (es decir, todo chaval que es buena gente), inútil cuando de lidiar con mujeres se trata y obsesionado con perder la virginidad, salta a la carretera para copular festivamente con una chica que ha conocido por Internet y que se encuentra a la nada despreciable distancia de 9 horas en coche. El gran problema del protagonista son sus compañeros de viaje: su mejor amigo, que es el típico gordo feo y cabrón que liga mucho (personaje de la ficción y de la vida real que se merecería una entrada del blog) y su mejor amiga, que es una mujer atractiva que convierte a nuestro protagonista en un pagafantas de definición de diccionario, ya que Ian (que así se llama el protagonista) está enamorado de Felicia (que así se llama ella).

Lo más interesante son las rupturas de la diégesis que, cuál película de la Nouvelle Vague, se producen en la película. Y es que algunas veces se nos incluyen tomas falsas, en la que los actores miran a cámara y se ríen y comentan la situación. Otras veces las rupturas vienen provocadas por modelos desnudos que se pasean por la escena.

Para concluir, es una película interesante por su trasgresor lenguaje audiovisual, tiene sus buenos gags y muchas, muchas tetas. Si deciden verla, es posible que se diviertan. Pero hay otras películas más interesantes que ver.

jueves, 27 de agosto de 2009

Resacón en Las Vegas

Me he pasado un día viajando a Corea del Sur. Curiosamente, en el viaje de Roma a Pekín vi Lost in Translation, una película que ya puedo decir que está completamente sobrevalorada. Es una gafapastada del más alto nivel aparte de tener una perspectiva totalmente injusta respecto a la cultura japonesa. Es cierto que las pocas horas que he deambulado por Corea del Sur me he sentido un poco como Bill Murray. Pero lo que más me interesa comentar sobre el hecho de ver Lost in Translation no es la película sino las circunstancias en la que la vi. En un vuelo de la compañía Air China, en unos asientos hiper apretados en un vuelo de 10 horas. Paradójicamente, este avión tan incomodo disponía de terminales en cada asiento y de una amplia variedad de películas (unas 20), muy interesantes de ver. En general tenía unas características muy parecidas al avión de Virgin que comentamos anteriormente en el blog, pero de peor calidad. Aún así, yo quiero dejar claro que prefiero tener sitio para estirar las piernas antes que tener una super pantalla. Vamos con la crítica de esta semana.

Resacón en Las Vegas

No me explico el enorme éxito que ha tenido esta película. Con ello no quiero decir que sea mala, ni mucho menos. Si la tuviera que valorar numéricamente, le pondría un 7 sobre 10. Sin embargo, el éxito en taquilla y la buena crítica ha hecho que la terminar la película, la sensación predominante fuera la de decepción. Quizás su éxito se deba a que es una de las pocas comedias alocadas, sin complejos, cuyos protagonistas superan la treintena. En este sentido es parecida a la genial Entre copas, aunque el filme protagonizado por Paul Giamatti es, en mi opinión, bastante superior al film de Todd Phillip.

Quizás la razón por la que no termina de enganchar esta comedia es porque relata una situación demasiada extrema con la que no es fácil identificarse, por lo menos en España. Pocos han ido de despedida de solteros a Las Vegas con los bolsillos bien llenos de dinero y se han cogido una cogorza tan grande que no recuerdan nada de lo ocurrido. A mí, particularmente, me suena a marciano. En otros momentos, la película parece un videoclip del rapero comercial de turno, con una banda sonora que, aunque hace justicia a la realidad, es de muy mal gusto (nos guste o no, esta es la música que suena en las discotecas y esta es la tendencia del rap actual).

En definitiva, es un filme entretenido que proporciona bastantes carcajadas (aunque creo que no tantas como los guionistas creen) pero que ni mucho menos es ni una obra maestra ni un filme revolucionario. No obstante, tal y como está la cartelera, creo que es la película que más se merece los euros de nuestra entrada.