lunes, 13 de octubre de 2008

Quemar después de leer

Ayer volví a ver una película que me motive a escribir. Había estado viendo mucho cine de ese que nos obligan a creer que es bueno, supuestas obras maestras, pero que una vez vistas nos damos cuenta de que no son más que las elucubraciones de pedantes. Me refiero a películas como Annie Hall, Manhattan, etc. Quiero aprovechar para comentar que el comportamiento de "autores" como Guerín, Erice; teóricos como Zunzunegui (y pensar que me he gastado 12€ en un libro suyo); ante la honesta crítica de Carlos Boyero me parece lamentable e indignante. Van de underground cuando el cine nacional que de verdad tiene problemas de producción y de distribución es el cine de género. El incidente al que me refiero es de hace ya un par de semanas, pero no quería dejar de dar mi opinión al respecto.
Por otro lado quería destacar que quedan dos semanas para el XIV Salón del Manga. Desde Paraíso del Freaky comentaremos el evento. Y sin más, vámonos a la película que me ha inspirado.

Quemar después de leer
Genial obra maestra del absurdo de mano de los hermanos más de moda en Hollywood. Mucho me dolía tener que dejar de ver películas muy interesantes a priori como Santos, Reflejos o Sexykiller (sobretodo cuando la afamada No es país para viejos me dejó indiferente, casi aburrido) para ver esta película por decisión del rebaño del cual yo era una oveja, pero cuando conseguí salir de la sala, lo hice con una sonrisa de oreja a oreja. Me costó salir de la sala porque la última escena, que es catártica a más no poder, me obligó a quedarme riéndome durante varios minutos.

El guión es brillante y disparatado, como lo son los personajes. Todo el reparto ralla la perfección, pero yo destacaría a Brad Pitt, un actor cuya capacidad para humedecer ropa interior femenina a veces nos oculta su gran talento interpretativo. Para enmarcar como una de las mejores conversaciones entre espías de la historia del cine es la conversación que cierra la película. Vayan a verla.

No hay comentarios: