Formalmente, Pagafantas es una película interesantísima. Había leído una crítica que decía que tenía un regusto americano, pero yo no se lo veo por ninguna parte. Si bien es cierto que si te gustó American Pie, seguramente Pagafantas también te gustará, sospecho que los detractores de las comedias americanas adolescentes pueden disfrutar de esta película también, siempre y cuando, eso sí, se olviden de los prejuicios que suelen ir acompañados de boinas y gafas de pasta. Esta película es muy española, muy de Bilbao, en el buen sentido de la palabra. No hablo de landismos, ni de caspa, hablo de una realidad que la película sabe recoger.
El largometraje comienza con un falso documental que habla sobre lo que es que te “hagan una cobra”. Después de explicar lo que es una cobra, se nos dice que este gesto es realizado en alguna parte del mundo cada dos minutos. En ese momento aparece Txema, el protagonista y un cronometro que comenzará una cuenta atrás de dos minutos. En este ingenioso arranque se crea un suspense cómico delicioso. La trama discurrirá brevemente interrumpida por fragmentos de ese falso documental que refleja la realidad de las relaciones entre hombre y mujeres. Otro elemento discursivo muy interesante es la utilización de las primeras notas de Entre dos tierras de Héroes del Silencio como leitmotiv.
Pero no solo la forma es interesante, sino que el contenido también lo es. Pagafantas es la historia de cualquier hombre. Todos hemos sido alguna vez el mejor amigo de una mujer estúpida y ególatra que finge no darse cuenta de que estamos muy colados por ella. He podido identificarme casi con cualquier gag de la película. Seguramente la disfruten más los hombres porque nosotros podremos reconocernos en la pantalla. Además, seguramente aquellas mujeres que hayan convertido a alguien en pagafantas, no tendrán la sensibilidad necesaria para verse reflejadas en el personaje de Claudia.
No obstante, hay algo que no me gusta de la película y eso es su final. Cobeaga me da un happy ending que marca un Viaje del Héroe (en este caso no es solo Txema, sino todos los hombres de la sala de proyección) muy definido y me lo arrebata después. Me siento ultrajado porque da la impresión de que el que es pagafantas, lo será siempre, pero yo quiero creer que es una condición pasajera, provocada por un vil y despreciable ser, que se puede curar. Aún así, Pagafantas es un documento audiovisual que todo el mundo debería visionar y comprender en su justa medida. Los hombres porque así comprenderán mejor cual es su papel en el teatro de las relaciones amorosas-sexuales. Las mujeres deberán verla porque así a lo mejor se lo piensan dos veces antes de tratar a alguien como un pagafantas.
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