lunes, 6 de septiembre de 2010

Fuego de juventud (1944)

Repasando la lista de las 10 mejores películas de deportes según el American Film Institute me encuentro con esta muy prescindible película. Me extraña mucho que dicho largometraje se incluya en esta lista, pero igual es que no se han hecho muchas buenas películas de deportes en la historia del cine. Aún así, se me ocurren dos películas de temática deportiva como Titanes, hicieron historia (B. Yakin, 2000) o Una mala jugada (S. Lee, 1998), ambas muy superiores a Fuego de juventud, pero ausentes en la lista. La sorpresa es mayor cuando al repasar la ficha técnica del largometraje dirigido por Clarence Brown veo que la Academia consideró que este trabajo era digno de dos estatuillas y 5 nominaciones. Sorprendentemente, uno de esos Oscars fue para el montaje, aspecto que para nada destaca de esta obra. El otro premio se lo llevó la actriz de reparto Anna Revere, que interpreta a la madre de la protagonista.



Velvet es una chica de 12 años que, por alguna extraña razón, está obsesionada con los caballos. Dicha obsesión parece tener matices eróticos por momentos y, por supuesto, pone en duda la salud mental de la muchacha. Un día, un vecino de la localidad inglesa donde vive la protagonista se compra un caballo bastante indisciplinado que pasa a ser el oscuro objeto del deseo de la pequeña. En ese mismo momento en el que Velvet se enamora, conoce a Mi (Mickey Rooney), un mozo que oculta su pasado y sus conocimientos hípicos pero que, de alguna manera, está relacionado con la madre de Velvet. Desde ese momento, Mi pasará a ser uno más de la familia y ayudará a Velvet a conseguir su meta, que no es otra que apropiarse del caballo, de nombre Pie, y hacerle ganador del National Grand Prix.

El largometraje es infumable en la mayoría de su metraje por muchas razones. Una de ellas es la falta de autenticidad y verosimilitud. Se supone que la historia está situada en un pueblo costero de Inglaterra, pero todos los actores hablan con un perfecto (y poco atractivo) acento americano. Por otra parte, nos encontramos en la década de los 20 (que en Inglaterra era de todo menos violenta) y la manera de comportarse de todos los personajes provoca que desee abofetearles sin piedad. El exceso de ñoñería es vomitivo, pero supongo que así es como queríamos que actuaran nuestros hijos en los años 40. La actriz Vanessa Williams dice que esta película es de sus favoritas porque podía identificarse con la relación entre Velvet y Pie. Yo, por el contrario, no soy capaz de entender por qué un ser humano quiere compartir su mundo con un animal de otra especie, a pesar de haberme criado con un perro y un gato. Somos la única especie que lo hace…

Si por algo salvo esta película de la quema, es por una memorable carrera casi al final del metraje. Está rodada con maestría y se crea una gran tensión. Si dicha emoción es más propia de la equitación que del cine no lo tengo claro. Aún así, mi conclusión es la siguiente: A no ser que sea usted un amante de los caballos, si se encuentra con este largometraje, pase de largo. El mundo está lleno de cosas más interesantes que hacer que ver esta película.


1 comentario:

Luis dijo...

Me faltan datos para asegurarlo pero creo que Rooney ya era una estrella en ese momento, seguramente tuvo mucho que ver en los premios.

Ranking rápido (de memoria) sobre pelis de caballos: Seabiscuit, El hombre que susurraba a los caballos, Hidalgo...todas malillas.