domingo, 5 de diciembre de 2010

Ultimátum a la Tierra (1951)

Cuando hablamos de Ultimátum a la Tierra, hablamos de una de las películas de ciencia ficción más influyentes de la historia del cine, y definitivamente una de las que mejor ha envejecido desde la década de los 50. No es que haya envejecido bien (los efectos visuales y el diseño de producción no es realista en comparación a las películas actuales), pero el gran pulso del director Robert Wise permite que el espectador de hoy en día, acostumbrado al hiperrealismo en los efectos visuales, pueda seguir la historia con deleite. Las comparaciones son odiosas, pero el remake de 2008, con un diseño de producción y efectos visuales excelente es una de las peores películas que he visto en un cine y, por supuesto, es de muchísima menos calidad que la original.



En Ultimátum a la Tierra, el mundo se ve sorprendido por la llegada de un platillo volante en el que viajan Klaatu, un extraterrestre con apariencia humana y Gort, un robot gigante cuyos poderes pueden derrotar a todo un ejército. Klaatu, el cual ha sido herido por el ejército, quiere hablar con todos los líderes del planeta para informarles de una inminente amenaza. Sin embargo, el tenso ambiente político (no olvidemos que nos encontramos en plena Guerra Fría) imposibilita dicha reunión, así que Klaatu decide escaparse del hospital y conocer como somos los humanos antes de tomar una decisión.

El largometraje de Wise refleja de manera excepcional la crispación de la sociedad americana de los cincuenta. Tenemos a una familia desestructurada por el fallecimiento del padre en la Segunda Guerra Mundial y un enemigo extraterrestre que es una alegoría hacia la amenaza roja. Es más, uno de los personajes insinúa explícitamente que Klaatu no es un extraterrestre, sino nada más ni nada menos que un ruso.

Ultimátum a la Tierra es una de esas películas que dan la razón a todos aquellos que odian a los remakes. Se prueba, con esta producción que, para tener una buena película, no solo hay que tener una buena trama, sino que es la figura del director la que aporta ese valor añadido. El guión del remake de Ultimátum a la Tierra es muy parecido al original, con los pertinentes cambios para situar la historia en nuestra década, y sin embargo, el producto final, con potencial para ser una obra maestra, no es más que un refrito. A aquellos que habéis visto ambas obras os pregunto: ¿En qué falló Scott Derrickson a la hora de dirigir el remake? 

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