domingo, 4 de julio de 2010

Ben-Hur (1959)

Las convenciones sociales de un país tan turístico como el nuestro dicen que cuando llega el verano hay que ponerse guapos. En Paraíso del Freaky, aunque un poco rebeldes en ocasiones, hemos decidido ponernos al sol que más calienta y cambiar nuestra imagen. Espero que nos encontréis más sexy si cabe que antaño. Y hablando de gente guapa, la semana pasada se estrenó la séptima temporada de Entourage en HBO, serie que para mí es la mejor de la actual parrilla televisiva americana. 


Ben-Hur


Si por algo destacan todas las religiones del mundo, es por estar fundamentadas en narrativas magistrales. Los creyentes más devotos de cada religión pensarán que no hay artificio ninguno en la Biblia, en la Torá o en el Corán, y que lo que cuentan no es más que el reflejo fiel de los acontecimientos que acontecieron en una época determinada. Para los creyentes, hay tanta verdad o más en sus libros sagrados que en un periódico. En cambio, los no creyentes que no somos tan fanáticos como para no poder apreciar el arte, sabemos ver en estos textos una eterna fuente de inspiración para la narrativa. En cambio, la ceguera de los ateos fanáticos les impide disfrutar de grandes obras narrativas bajo el pretexto de la religiosidad y de la repulsa que esta les provoca.



Dentro de esta narrativa religiosa (o de esta religión narrativa) se encuentran grandes joyas que estos fanáticos no saben disfrutar. Para estas personas, estos filmes no son más que películas de Semana Santa. Sin embargo, para mí una obra como Ben-Hur es mucho más que eso. El largometraje (en este caso muy largometraje, pues dura la friolera de 211 minutos) de William Wyler es una de las obras cumbres del cine épico. Es una película que, con 51 años de edad, tiene unas escenas de acción mucho más modernas e imperecederas que las de Terminator, por poner un ejemplo. La escena de la batalla naval puede ser la mejor batalla naval jamás filmada, con permiso de Piratas del Caribe 3. ¿Y qué decir de la secuencia de la carrera de cuadrigas? Simplemente magistral, y esta sí que puede pasar a los anales de la historia del cine sin ningún ápice de duda.

Ben-Hur cuenta la historia de Judá Ben-Hur, un aristócrata judío, durante la ocupación de Judea por parte del Imperio Romano. Judá y Jesús Cristo son coetáneos y sus caminos se cruzarán en varios momentos. Messala, un tribuno romano amigo de la infancia de Ben-Hur, traiciona a éste mandándole a las galeras por un crimen que no ha cometido con el único propósito de mostrarse fuerte ante el pueblo judío y así acallar cualquier intento de revuelta. Pero la vida da muchas vueltas y Judá, con ayuda divina, será capaz de saldar las cuentas con Messala. A través de la historia de Ben-Hur, Wyler nos cuenta la historia del nacimiento del cristianismo.

Pero no son solo los orígenes del cristianismo lo que se nos muestra, sino que esta película expone e intenta inculcar los valores conservadores del Hollywood de la época. Judá saldrá victorioso justamente por no enfrentarse a sus enemigos, los romanos que simbolizan el establishment americano del periodo. En otras palabras, el status quo.. La moraleja es clara: calla, aguanta las vejaciones, y no te rebeles contra el poder que al final Dios te concederá una parcelita en el Cielo. No es casualidad que Burt Lancaster rechazara el papel principal porque no le gustaba la “moralidad violenta” de la historia, ni tampoco que Charlton “From My Cold Dead Hand” Heston aceptara el papel sin problemas. Pero a pesar de ese espíritu evangelizador del filme, un no creyente anticlerical como yo, es capaz de reconocer una de las obras maestras del Hollywood clásico que mejor a envejecido. Además, para propuestas de muy larga duración como esta (o Avatar, por poner un ejemplo actual) reivindico que se vuelva a los intermedios y los entreactos. Tanto los espectadores como los vendedores de refrigerios y palomitas lo agradeceríamos.


4 comentarios:

Sergi T. dijo...

Y así queda demostrado que no por ser más vieja es menos nueva. Cuantas veces habré pensado eso...

Me gusta que para compensar una película de Tsai Ming-liang desempolves un clásico. La verdad es que Ben-Hur es una de esas películas que todavía no he visto pero que me siento como si me la supiera de memoria después de tanto pase en televisión en fechas de semana santa. Precisamente por eso siempre me cuesta proponerme su visionado.

En fin, algún día.

víctor dijo...

Hòstia, crec que no aniré al cel jo. L'altre dia pel Raval de Cullera hi havia no sé quina celebració religiosa. Dones i acoliquets paràven els cotxes per vendre-li als conductors parasols o no sé quin invent. El cas és que havien fet una cua de collons. Era diumenge i feia calor i una xica guapa m'estava esperant per fer una cervesa a la terrasa d'un bar abans de dinar. El sacerdot esperava al final de la cua per beneïr els cotxes des de dalt d'una altar que havien habilitat per a l'ocasió. I quan per fi m'aprope a l'eixida d'aquella emboscada, un d'aquells acoliquets em fa gestos amb les mans perqueque baixe la finestra, però jo puje el volum de la música i passe d'ell i dels parasols. El sacerdot, per suposat, no em va beneir el cotxe.
Que vull dir amb açò? no ho sé, però no fa falta patir 211 minuts de Ben-Hur per entendre alguna cosa de les religions.

Luis dijo...

Os propongo el juego de Rick Altman
¿Qué es Ben-Hur? Propongo 3 adjetivos y se deben poner según creeis que encajan más

Cine religioso
Cine de aventuras
Cine de romanos(peplum)

Yo apuesto, de más a menos: peplum, aventuras, religioso.

Rubén Hornillo dijo...

de mas a menos, peplum, religioso y aventuras