domingo, 24 de octubre de 2010

Algo para recordar (1993)

Al ver esta comedia romántica (una de las demasiadas que se hicieron con Meg Ryan como protagonista) no puedo evitar alegrarme. De alguna manera, las sensibilidades se han endurecido, hemos avanzado intelectualmente o simplemente hemos cambiado de gustos. Lo que está claro es que una película como Algo para recordar, dirigida por Nora Ephron (experta donde las haya del género), resultaría excesivamente ingenua o simplemente estúpida para el espectador medio de hoy en día. La comedia made in la factoría Apatow de hoy en día es denostada por muchos, pero me parece un subgénero cómico de muchísima más calidad que la comedia para mujeres de los noventa. Este género no ha desaparecido (ni estoy abogando por su extinción) pero es cierto que su presencia en las salas ha disminuido y el nivel de ñoñez se ha visto drásticamente reducido.



La disparatada línea argumental de esta película es la siguiente: Sam (interpretado por Tom Hanks) es un joven viudo de Seattle que vive con su hijo de ocho años. El día de Nochebuena, su hijo llama a un programa de radio y mete a su padre en una encerrona en la que Sam tiene que verbalizar su soledad ante todos los oyentes del país. Las mujeres americanas, que por lo que parece en esta película, se estimulan más auditiva que visualmente (lo pongo en duda…), asaltan el domicilio de Sam con misivas para poder conocer en persona al nuevo hombre de sus sueños. Aunque Sam ignora todas las cartas y empieza una relación con una mujer de su ciudad, su hijo se obsesiona con una candidata de Baltimore.

Dicha candidata no es otra que Meg Ryan, una periodista que está comprometida con un hombre al que no ama. Algún lector se estará preguntando cómo se puede contar una comedia romántica sobre dos personas separadas por miles de kilómetros cuando no había Internet (ni mucho menos Facebook o Skype). El caso es que, por muy descabellado que parezca, no solo se cuenta la historia, sino que los dos protagonistas son felices y comen perdices al final del metraje.

Lo curioso de todo esto es que, a pesar del vómito que se asoma por la tráquea durante todo el filme, Algo para recordar se deja ver. Tom Hanks es un magnifico actor y su presencia en pantalla se agradece. Además la película está cargada de referencias cinéfilas y por momentos se autoparodia a sí misma. Por desgracia, durante casi todo el metraje la directora se toma en serio la ilógica trama. Otro de los motivos por los que esta película es interesante, es por el acertado uso del grafismo para contar la historia. El mapa de los Estados Unidos es empleado varias veces para describir la distancia entre los protagonistas y también para simbolizar sus viajes.

A pesar de estas características, la película es muy prescindible. Si cae en vuestras manos y decidís verla hasta el final, puede que os quedéis con la sensación de haber perdido el tiempo. Eso sí, si ves esta película en pareja, te aseguro que habrá valido la pena.


2 comentarios:

Sergi T. dijo...

No la he visto pero es cierto que este tipo de comedia noventera apesta a día de hoy. En realidad ya eran cutres en su día pero vistas hoy resiste mejor cualquier película ochentera de corte similar. Sin entusiasmarme reconozco el valor de Apatow y su significación por y para la comedia contemporanea.

Luis dijo...

Las comedias románticas son necesarias en el cine. Aunque las más recordadas suelen ser: más comedias que románticas. Sin duda, no se ha vuelto a alcanzar el nivel de los films de este género que se hicieron en los 30 y 40. Para mí, un buen ejemplo actual es Love Actually. De Apatow, prefiero no opinar.