lunes, 13 de julio de 2009

Pagafantas

Esta semana deja dos cosas interesantes que comentar. Por una parte, y aunque parezca mentira, los San Fermines van a tener sus líneas en este blog. El pasado 11 de Julio murió Daniel Jimeno por una cornada mientras corría el encierro. Hasta aquí todo más o menos normal, una pena, etc... Lo criticable es el tratamiento que la noticia tuvo en el lamentable informativo del mediodía de Cuatro, en esta ocasión dentro de la más lamentable sección de Deportes dirigida por los deleznables Manolo Lama y Manu Carreño. A la hora de comer, emitieron un vídeo doméstico en el que se veía al herido agonizando hasta morir. Es denunciable que una cadena privada se lucre de la muerte de una persona de esta manera tan gratuita y morbosa.

Por otra parte, se ha estrenado Ice Age 3, una película que carece de cualquier interés. Lo destacable es que se puede visionar en 3d. Es cierto que no es la primera película que lo hace, pero si es la primera que algún conocido mío haya visto con esta técnica, y sus comentarios están minando mi escepticismo hacia esta técnica. De todas formas, me parece que la primera película que me interese que utilice este método de proyección será la que está dirigiendo James Cameron.

Pagafantas

Hacía mucho tiempo que no veía una buena comedia en una sala de cine. Se me había olvidado lo bonito que es reírse con otra gente ante una película. Pagafantas tuvo ese efecto en todas las personas que decidimos pagar nuestra entrada del cine.

Formalmente, Pagafantas es una película interesantísima. Había leído una crítica que decía que tenía un regusto americano, pero yo no se lo veo por ninguna parte. Si bien es cierto que si te gustó American Pie, seguramente Pagafantas también te gustará, sospecho que los detractores de las comedias americanas adolescentes pueden disfrutar de esta película también, siempre y cuando, eso sí, se olviden de los prejuicios que suelen ir acompañados de boinas y gafas de pasta. Esta película es muy española, muy de Bilbao, en el buen sentido de la palabra. No hablo de landismos, ni de caspa, hablo de una realidad que la película sabe recoger.

El largometraje comienza con un falso documental que habla sobre lo que es que te “hagan una cobra”. Después de explicar lo que es una cobra, se nos dice que este gesto es realizado en alguna parte del mundo cada dos minutos. En ese momento aparece Txema, el protagonista y un cronometro que comenzará una cuenta atrás de dos minutos. En este ingenioso arranque se crea un suspense cómico delicioso. La trama discurrirá brevemente interrumpida por fragmentos de ese falso documental que refleja la realidad de las relaciones entre hombre y mujeres. Otro elemento discursivo muy interesante es la utilización de las primeras notas de Entre dos tierras de Héroes del Silencio como leitmotiv.

Pero no solo la forma es interesante, sino que el contenido también lo es. Pagafantas es la historia de cualquier hombre. Todos hemos sido alguna vez el mejor amigo de una mujer estúpida y ególatra que finge no darse cuenta de que estamos muy colados por ella. He podido identificarme casi con cualquier gag de la película. Seguramente la disfruten más los hombres porque nosotros podremos reconocernos en la pantalla. Además, seguramente aquellas mujeres que hayan convertido a alguien en pagafantas, no tendrán la sensibilidad necesaria para verse reflejadas en el personaje de Claudia.

No obstante, hay algo que no me gusta de la película y eso es su final. Cobeaga me da un happy ending que marca un Viaje del Héroe (en este caso no es solo Txema, sino todos los hombres de la sala de proyección) muy definido y me lo arrebata después. Me siento ultrajado porque da la impresión de que el que es pagafantas, lo será siempre, pero yo quiero creer que es una condición pasajera, provocada por un vil y despreciable ser, que se puede curar. Aún así, Pagafantas es un documento audiovisual que todo el mundo debería visionar y comprender en su justa medida. Los hombres porque así comprenderán mejor cual es su papel en el teatro de las relaciones amorosas-sexuales. Las mujeres deberán verla porque así a lo mejor se lo piensan dos veces antes de tratar a alguien como un pagafantas.

lunes, 6 de julio de 2009

Transformers 2: La venganza de los caídos

Hablemos claro: es imposible que quien acuda a una sala de cine a visionar esta película se aburra. Esto, que no es poco, casi resulta lo único que tiene la película. Es una película de acción, como no, pero las escenas de comedia resultan siendo lo más destacable de la película. Están muy bien conseguidas y alcanzan unos niveles de brillantez elevados (por supuesto los habrá que consideren que el humor de Transformers 2 no es inteligente y que es pueril, bla bla bla…).

No obstante, si de Transformers 2, lo más destacado es el humor (bueno, vale, Megan Fox también), algo falla, ¿no? Y es que, si se puede decir de muchos “autores” que sus películas son una paja mental, esta película es la particular paja (PAJOTE) mental del señor Bay. A la película le sobra metraje por todos los lados (150 minutos) y sobretodo, le sobran movimientos de cámara. Michael Bay ha creado el gran video clip de su vida, hasta hay algún que otro plano que narrativamente no viene a cuento pero que estéticamente es muy bonito. La cámara de Bay no hace justicia al trabajo de los modeladores 3d, los creadores de los Transformers. Así, la película resulta todo un desborde de detalles que el espectador no es capaz de percibir en su totalidad, creando una sensación de insatisfacción en el espectador. ¿Qué te hubiera costado traerte aunque fuera un solo trípode al rodaje, amigo Bay?

En su haber tiene la película un argumento y unos diálogos muy buenos (en cambio el guión es mediocre). Da la sensación de que la trama argumental del origen de los Transformers, The Fallen, los Prime, etc. podría haber tenido más peso en el guión, en vez de centrarse tanto en los militares (otro de los signos de autor de Michael Bay). Quizás, para ser una película sobre Transformers, aparecen demasiados humanos. Pero no os dejéis engañar, este verano, pocas películas mejores que estas veréis.

lunes, 29 de junio de 2009

Alex de la Iglesia y otras cosas

El huracán que vaticinaba hace unos cuantos posts se ha retrasado pero aún así me ha golpeado, acompañado de una gripe que, porcina o no, me hace sudar como un cerdo. Este ataque frontal de miles de obligaciones me impide que pueda comentar algun producto en este post. No obstante, ha ocurrido algo que merece la pena que comente y no quería perder el carácter de actualidad (quizás sea ya demasiado tarde): Tenemos nuevo Presidente de la Academia de Cine. El nuevo mandamás no es otro que Alex de la Iglesia, un friki donde los haya. Hasta aquí todo bien, nos alegramos. Supone una bocanada de aire fresco en un entorno donde se preferenciaba un supuesto cine de autor (véase Guerín, Rosales, etc.) en contraposición al cine más taquillero. Es decir, ese cine que nos gusta a todos. Ese cine que en los últimos años ha venido realizando De la Iglesia.

Pero lo más interesante del nombramiento del sucesor de la Sindescargas fue la rueda de prensa que pude ver en directo en CNN+. Lamentable. No hay otra palabra. Una rueda que se ha planeado para ser emitida en directo no puede tener un encuadre tan horrendo, ni puede tener sólo un micro cuando los ponentes son tres ni puede dejar a los periodistas sin micrófono, provocando que oyéramos respuestas sin saber las preguntas. Pero sobretodo, el mensaje que se de en la rueda de prensa ha de ser coherente y en nombre de la institución. En varias preguntas Alex de la Iglesia contestaba en calidad de Alex de la Iglesia, la persona y no en calidad de Alex de la Iglesia, nuevo Presidente de la Academia. Los cineastas españoles se olvidan de que el cine también es comunicación y que para eso estamos siendo formados muchos profesionales en la licenciatura de Comuniación Audiovisual. La transversalidad de nuestros estudios nos capacita para controlar situaciones como estas y no para ser los eternos becarios al módico precio de 300€ al mes, como el 90% de los empresarios de la industria audiovisual quieren. Hay que empezar a tomarse las cosas en serio, transformar el sector audiovisual en la industria del entretenimiento y contratar a personas versátiles, que sean capaces de producir una película, escribir un guión de serie de televisión, preparar una rueda de prensa como es debido o escribir un blog.

lunes, 15 de junio de 2009

Millennium Actress

Me dispuse a visionar este largometraje con mucho entusiasmo. De Satoshi Kon había visto Perfect Blue y Paprika, ambas obras muy recomendables y de una calidad indiscutible. Desafortunadamente, desde mi punto de vista, esta obra no está al nivel de las otras.

No obstante, la película tiene algún elemento formal muy interesante, pero eso solo eso. El contenido es bastante simple: una chica se enamora de un hombre y durante toda su vida le buscará. La historia está contada en unos flashbacks interesantes, ya que los interlocutores de la narradora, curiosamente, un productor y un cámara, aparecen en los microrelatos que conforman la historia. En un principio aparecen como meros testigos, pero después se convertirán en agente influyentes en la trama. Ya supondréis que la película no se rige por las convenciones lógicas más comunes. Satoshi Kon disfruta cambiando de localizaciones y de vestuario de manera abrupta. En Paprika lo consigue con maestría y en esta película no le sale tan bien la jugada, si bien es cierto que esos saltos de continuidad tampoco molestan.

Otro punto interesante es como, a través de las distintas escenas, podemos hacernos una vaga radiografía de la filmografía japonesa desde la Segunda Guerra Mundial hasta la década de los 70.

A uno le hubiera gustado que todo ese alarde visual y revolución formal hubiera venido acompañado de un guión más elaborado. Aun así, el visionado de esta película es recomendable, aunque no tanto como el de Paprika.

domingo, 7 de junio de 2009

Tú ya estas muerto

Con el post de hoy recuperamos el espíritu freaky-otaku con el que comenzamos el blog. Hablaremos de un shonen clásico como El Puño de la Estrella del Norte.

El Puño de la Estrella del Norte

Dicen que El Puño de la Estrella del Norte es una de los animes míticos de los ochenta y tras ver 48 episodios puedo entender el porqué de esta afirmación. Ya en esta serie se dejan ver algunas claves que han caracterizado a series míticas posteriores como Bola de Dragón o Caballeros del Zodiaco: la combinación de violencia explicita y el humor en unas tramas largas que enganchan.

Esta serie se caracteriza por una ultra violencia bella que llena la pantalla de sangre, sesos y vísceras expulsados del cuerpo de los villanos gracias a los portentosa técnica Hokuto Shinken de Kenshiro (quizás un protagonista cuya insípida personalidad no esté a la altura de la serie).

Como puntos destacables de la serie tenemos la música muy evocadora de una década hortera pero entrañable como es la década de los ochenta. El diseño, tanto de personajes como de escenarios, es muy potente y es lo más cuidado de una serie con una premisa (un futuro postapocalíptico donde florecen las artes marciales) excelente.

Por otra parte son muchos los aspectos negativos de la serie. Por un lado tenemos una animación muy limitada en la que, según avanza la temporada, se repiten muchos planos. Curiosamente, las escenas de lucha son las que mejor animación tienen. Esto dice mucho de las prioridades de los creadores: la lucha es el elemento más importante de la serie.

Que la animación sea deficiente o no todo lo buena que podría ser suponemos que responde, sobretodo, a razones de carácter económico. Lo que no tiene ninguna justificación son los fallos de guión que tiene la serie. Especialmente destacable es el fallo que hay al final del arco argumental de Shin, o cómo se justifica la aparición de algunos personajes. A pesar de estos fallos la serie mantiene un encanto que engancha al espectador. Además, estos errores quedan solucionados en productos como el OVA El Nuevo Puño de la Estrella del Norte, que es de una gran calidad en todos los sentidos.

domingo, 31 de mayo de 2009

LOVE/HATE

La noche del cazador

Mucho había oído hablar de esta película. Casi todos los análisis y comentarios de las personas de mi entorno hacían referencia al desasosiego que provoca la película. Tras visionar el filme, no puedo más que estar de acuerdo con los que tienen a esta película como una de las más inquietantes de la historia del cine.

No obstante, esta zozobra emocional que provoca la película es muy distinta de la que provocan las películas actuales que se caracterizan por tener ese poder. Me viene a la cabeza una película como Irreversible de Gaspar Noé (film que por cierto me parece de un gran interés), o, a tenor de lo que se dice de ella, Anticristo de mi siempre odiado Lars Von Trier. Estas dos películas basan su capacidad de inquietarnos en la violencia más explicita (una violación de 20 minutos en el filme de Noé, una mutilación de clítoris en el del realizador danés) y en elementos formales que dificultan la visión desde una perspectiva fisiológica (movimientos de cámara mareantes, iluminación que dificulta la visión, etc.)

En cambio, el único largometraje dirigido por el inmortal Charles Laughton inquieta pero no incomoda, y lo hace utilizando unos métodos, si se me permite la osadía, mucho más elegantes que las de los directores actuales. Formalmente, La noche del cazador es una película clásica, que incluso recurre a elementos de eso que Nöel Burch llama el Modo de Representación Primitivo (en un momento determinado, los niños protagonistas están escondidos y un cache nos señala cuál es su ubicación en el cuadro). No hay ningún solo acto violento en pantalla y aún así, ¿porqué nos aterroriza tanto la historia?

Por un lado tenemos una dirección de actores magnífica, como magnifico actor fue su director. Gracias a esa dirección podemos disfrutar de un Robert Mitchum sublime, el villano más aterrador que he visto y gran inspirador del protagonista de El cabo del miedo de Scorsese. Por otro lado tenemos una historia que aterroriza porque muestra una de las cosas más terribles que tiene el mundo y de la cuál no nos hemos podido liberar todavía: el fundamentalismo religioso. Y como tercer vértice de este triángulo tenemos un uso de la cámara donde la violencia nos es ocultada, haciendo que sea nuestra imaginación la que ponga el resto.


viernes, 22 de mayo de 2009

Un regreso relámpago

La vorágine estudiantil-laboral en la que me veo absorbido ha imposibilitado que en las últimas semanas le haya dedicado la atención suficiente al digno oficio del blogger. Este regreso solo significa eso, un regreso. Aunque parece que la tormenta ha amainado, no sé si seguirá así hasta desaparecer o si me encuentro en el ojo del huracán y un tornado me abordará cuando menos me lo espere. Vivamos el presente y espero que disfruten de lo poco que ahora puedo ofrecerles.

Ronin

Me disponía a leerme este cómic con mucha ilusión. De Frank Millar había leído Sin City y 300 y sabia que esta era una de sus obras fundamentales. Cuando leí el prólogo me emocioné más si cabe, ya que hablaba de Ronin como un cómic fundamental en la historia del tebeo americano. Recordemos la premisa del cómic:un samurai sin maestro (un ronin) viaja a un futuro post-apocalíptico.

La primera parte del cómic es espectacular y muy diferente. Tenemos una historia de samuráis con un estilo visual distinto al que esperamos de una historia de este tipo. Pero según avanza el relato, no consigo meterme del todo en la historia.

Lo cierto es que el estilo visual no termina de convencerme cuando estamos en el futuro. Algunos dibujos no están al nivel y el color no me gusta nada. Por no hablar de la excesiva fragmentación de algunas acciones, en las que cuesta mucho adivinar lo que está pasando.
Luego está el guión. El ronin es un personaje sin ningún tipo de carisma y no se termina de explotar el contexto en el que Millar sitúa la historia. ¿Cómo ha llegado la humanidad a este punto? Es muy interesante el conflicto entre bandas, pero queda como algo anecdótico. Al final del cómic, la trama se complica y se resuelve todo en una últimagina ambigua que a mí, personalmente, me supo a poco, como casi todo el cómic. Otra cosa que se hecha de menos es una biografía de Agat, el antagonista. Aparte de que es un demonio, no sabemos nada más de él, ni cómo se explica la existencia de dichos seres ni cuáles son sus motivaciones.

En conclusión, un cómic pasable y entretenido pero que en mi opinión no es, ni de lejos, la obra maestra influyente que muchos críticos quieren que sea.